jueves, 9 de abril de 2015

La época dorada para las consultas de los psicólogos.

Una cosa es que terapia sea canasta básica en la vida: huevos, leche y terapia. Y muchos huevos para ir a terapia. Otra cosa es que terapia sea el pegamento universal para todo. Cuando el "Loctite" siempre ha sido más un apaño que una solución. Eres el ser humano con el que pasas más horas al día, no puedes permitirte el lujo de no conocerte. Vivir huyendo es de cobardes. Luego tienes muchas ganas de llorar y no sabes por qué. Quizás te pase que estás enfado y tampoco sabes por qué. O eres de los que lo explican todo a cualquiera, o intentas lanzar mensajes de socorro al mundo. Y cuando nadie acude, intentas recurrir a los que se supone que están entrenados para arreglar a seres humanos. Entras a la puerta del psicólogo con un mensaje claro de "No sé que me pasa, solucionámelo". Lamento decirte que no sirve. Me alegra comunicarte que tampoco es una batalla perdida.

¿Es fácil enfrentarse a uno mismo? No lo es, te respondo. Sobretodo si llevas un 50% de tu existencia negando el hecho de que tienes que conversar contigo mismo. Al final es como si te obligan a apegarte a un ser que no conoces de nada. Te preguntas: porqué? llego tarde?. No llegas tarde, en caso de que quieras enfrentar una existencia vacía cuando la capacidad es infinita.

Llegan los problemas. Porqué no sé estar solo? Porqué necesito aferrarme a cualquier ser que pase por mi lado? A quien necesito demostrar qué? Vivo mi vida para los demás? El cuerpo es inteligente. Evade los estados de shock, como alerta, para enfrentarse a algo que quizás nos deja marcados de por vida.

Sientes un vacío? Bienvenido al mundo. No eres el primero ni serás el último. El vacío no se llena con nada, pero lo puedes llenar con todo. No vivencias efímeras. No sensaciones encasilladas en pastillas de efecto limitado. Lo buscarás ahí, y no hallarás consuelo.

Lo encontrarás en aquello que no llama la atención, y que no sale nunca en los anuncios. En lo que es poco mediático. Que es pequeñito, que no compra el dinero y que desde luego, no se vende.

Que está donde hay otros como tú, que no sólo buscan, si no que también dan. Ahí se halla el secreto.

Quizás decidas ignorarlo. Y se sucederán las dudas, las preguntas y los vacíos. Y tu ansias por llenarlos serás infinitas. Una sed incurable.

Es un reto pasar tiempo con un mismo. Es un reto pasar tiempo con los demás. A veces el precio es impagable. A veces estamos tan ciegos, que creemos que es un precio que podemos pagar.