viernes, 27 de junio de 2014

Monólogos I.

No me queráis vender esa idea de amor. Ese amor desordenado de primero te follo y después te digo que te quiero. Ese amor que perdona tres, cuatro, diez infidelidades. Como quien perdona un desliz, un error, un hecho aislado sin consentimiento. ¿Por qué os hacéis esto? Aspirar a un amor individual, que más parece un teatro, una cortina de humo al mundo para no aceptar que estáis solos. Me vendéis un amor que no se sacrifica. Como si pudiese separarse. Como si amar estuviese ligado al yo como protagonista. Sois cínicos. Decís que la rutina mata el amor. Sois cínicos. Me decís que el para siempre es relativo. Cobardes. Os da miedo prometer y comprometer algo. Lo llamáis pseudorelación. Como si nos pudiésemos relacionar a medias. Me habláis de coger solo lo bueno, quitar lo malo y seguir llamándole amor. Me provoca una risa amarga que queráis hacerme creer que cuando el amor no es bonito, no es amor. Sois cínicos. Vendéis el éxito sin esfuerzo, la victoria sin lucha, el triunfo sin el trabajo. Sois cínicos. Me llamáis surrealista, estrecha, porque exijo. Porque no me quiero conformar. No os amáis, ergo, no podéis amar. Estáis destinados a fracasar. Prometéis a medias. Hacéis largos periodos de prueba sin compromiso. Fingiendo no estar jugando en realidad. Sin embargo el juego empieza en el minuto 1 de la prueba. El juego traiciona, y por ende, nos traicionamos. Porque pensamos que es evitable, involucrarnos. No lo es. Lo tenemos grabado a fuego en nuestro ADN. Preferimos mentir y mentirnos. Me queréis vender esa idea. No compro. No juego. Me gustan más los retos. Me gusta apostar en serio.


domingo, 1 de junio de 2014

OPCIONES de VIDA

"Para mi amiga y compañera, un pequeño tesoro que me dio la vida en un momento que necesitaba. Porque no me dice lo que quiero oír y ríe conmigo. Eres más humana de lo que piensas."

Elegir en favor de. Decantarse por un lado de la baraja, apoyar y decidir un lado del campo separado por una línea imaginaria. Entre el rencor o el perdón, el amor o el odio; quizás más la paz o la guerra sinónimo de desasosiego, la lucha o la calma.

Será sonreír frente a la seriedad impasible. Querría elegir tender la mano frente a pisar la del que está al lado. Sonreír al prójimo VS. mirarle de soslayo con odio, sin una pizca de amor notorio. Ofrecer apoyo sin asco ni remordimiento oculto. Aunque cueste. Aunque mi corazón se ensombrezca con más frecuencia de la que debería durante este viaje al que llamamos vida. Aunque crecer me muestre la alternativa de un ser que desprecia, que no aprecia la belleza de amar por encima de cualquier gris o cualquier hecho que pueda dejar a mi corazón maltrecho.

Prefiero recuperar al corazón, echarle ganas en sacarlo de lo oscuro y que supere, victorioso a las piedras del camino, que esas, destruyan el cuerpo pero no el alma. Y también poder sonreír a la adversidad para abrazar todo aquello que no ve luz, sino tinieblas y poder susurrarle al oído que vivir por amar y amar por vivir, merece la pena.